La rodilla al suelo en la Fórmula 1

Por Melina Palmieri. 

La historia del racismo, como la de la lucha contra el, fue mutando a lo largo de los siglos y llegó a cada rincón del planeta. La raíz de este problema, que yo lo resumo con las palabras “odio y miedo”, es la ignorancia, el deseo de manipulación o influencia política, y no importa el año, país o deporte – porque si, hasta acá llego – estemos hablando. 

Hoy, 2020, cuando creíamos que el racismo estaba desapareciendo a pasos agigantados, el asesinato de Geoge Floyd nos cae como un baldazo de agua fría para que abramos los ojos y entendamos que, tal cual como hace 100 años, todavía hay personas que se creen más que otras por su color de piel. La diferencia es que la noticia y el reclamo, sobre algo sucedido en Minneapolis, se extendió a lo largo de las ciudades, partidos políticos y, como siempre, de los deportes. 

Lewis Hamilton, piloto de Mercedes de la Fórmula 1, entra directamente como una de las personas con más influencia sobre este tema en el mundo del automovilismo y el deporte en general. Su rol en la F1 tiene un peso innegable, no solo por ser el actual campeón, sino por convertirse en el primer negro en participar de esta elitista competencia. Hamilton sintió la necesidad de que las autoridades, y los pilotos “Superestrellas” – como los definió –  se unan a la causa de “Black Lives Matters”, y así como él lo expreso públicamente, también se cumplió. 

Días antes del comienzo de la temporada, la F1 tenía todo el proyecto que se había pedido y si bien era marketinero, porque de todo se puede sacar dinero, era lo que todos esperábamos y la mayoría apoyaba. Cuando parecía no haber ningún tipo de inconvenientes un gesto lo cambió todo: La rodilla al suelo. Muchos pilotos no sentían la necesidad de arrodillarse para apoyar y otros expresaban que con una vez era suficiente.

Carlos Sainz, Piloto español de Mclaren, fue uno de los primeros en estallar contra Hamilton por la insistencia carrera tras carrera, afirmando que ninguno de los pilotos era racista pero que un gesto no cambiaba nada. “Ya vale, se está volviendo un monotrema, hay que pasar de página”, así tal como lo dijo Sainz, es una forma de silenciar la realidad y de esperar que pase otro hecho trágico para que se vuelva a poner de moda y busquen otro lema o foto de la cual abanderarse y que sea tendencia dos semanas en Instragram o Twitter. 

El gesto, ya sea con una remera, foto o rodilla al suelo, de una persona como Hamilton, Sainz o Leclec, pilotos con miles de fanáticos, influencia, pero lo que más educa a la gente son los actos que tengas detrás de la cámara. Es fácil arrodillarse cuando todos lo hacen y cuando el tema se populariza y está en boca de todos, sin embargo lo más importante es la práctica que cada uno de nosotros tenga día a día, porque no hace falta ser una estrella de la F1 o de la NBA para luchar por la igualdad de derechos; simplemente hay que mirar más, porque estoy segura que en todos los países, en mayor o menos cantidad, hay un George Floyd, y allí no va a estar Hamilton, Messi o LeBron James para luchar, vas a estar vos.