Ahora, antes de hablar de las causas que provocaron la amarilla, siempre en comparación con el deporte más popular, urge apuntar aquí qué equivaldría a una tarjeta roja. Significaría nada menos que la pérdida no de una edición de la prueba, es decir un año sin Rally y al año siguiente la recuperación del evento, sino la pérdida directamente de la fecha, la exclusión de la gran carrera de Córdoba del calendario mundialista. Porque, según aportó Carlos Borrione desde la coordinación de seguridad de la competencia, los nuevos contratos en Europa, los acuerdos para la integración de nuevas fechas al torneo, los están haciendo no por un año sino por entre tres a cinco. ¿Qué quiere decir esto? Que si perdemos nuestro Rally no sabemos cuándo lo podríamos recuperar. Y si es que lo podríamos recuperar en algunos años.
Ahora, las causas de la amarilla: el público, su ubicación y su comportamiento, algo que va acompañado, por supuesto, de la responsabilidad y la efectividad de la Policía de la Provincia de Córdoba en el cumplimiento de su deber durante la manifestación deportiva. Más de medio centenar de fotos tomadas desde el registro de las cámaras a bordo de los autos durante la edición de 2015 sirvieron a la FIA para concluir que la colocación del público es inaceptable, desde el punto de vista de la seguridad. ¿Qué nos puso en jaque? El accidente del neocelandés Hayden Paddon el año pasado, cuando se despistó, simplemente, porque el deporte motor es de naturaleza peligrosa- y causó ocho heridos.
Nos sacaron amarilla. Estamos en el horno. Pero también estamos ante la oportunidad de defender el Rally colaborando como nunca con todas las indicaciones de seguridad, mientras lo disfrutamos como siempre.